No importa como iniciaste, si estabas en tu infancia, en tu juventud o en tu madurez… ahí dentro de ti albergabas al poeta que hoy eres. Quizás tus versos los escribiste la primera vez en tu cuaderno de apuntes, en una hoja al viento, en la arena o en un salón escolar. Quizás hay poemas que sin haber sido escritos los llevas impresos en tu cuerpo, en tu corazón o forman parte de fragmentos de pensamientos inconclusos que van tomando forma de vez en cuando, de vez en vez.
¿ Qué más da? Quizás no eres famoso, quizás apenas te has dado cuenta que tienes ese don o tal vez tienes duda si lo tienes pero adoras escribir y escondes entre tus cajones esos escritos en ciernes que pugnan por nacer, que te piden ser compartidos, que te gritan desde esas páginas aun en borrador que ya es hora de que los reconozcas.
No importa el lugar en que estabas cuando te dio por plasmar tu pensamiento, quizás la mayoría de los que adoramos escribir ni siquiera recordamos cuando fue esa primera vez que un verso se gestó y nuestra mano fue el conducto formando las palabras que dictaban nuestro corazón.
Es momento de aceptar ese don, de apreciarlo como un tesoro que está entre tus manos, que vive a través de ellas y que por siempre se expresará en tu pluma. Es el momento de descubrirte a ti poeta, a ti poetisa y dignificar día a día a la poesía.
Sigue escribiendo, sigue inspirándote en las pequeñas cosas que son las más grandes de la vida, sigue teniendo como bandera al amor y sus múltiples expresiones sobre las distintas estaciones que vamos viviendo, de los múltiples cambios, de los sentimientos, de los pensamientos y de las personas.
Tú tienes el deber de amar los versos aun sin rima, de enamorarte de ese escrito que no nace todavía. Tú debes seguir escribiendo, buscando ese poema perfecto día a día.
Vicky E.Durán
21 Marzo 2012