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Como nos conocimos

Hoy me permito contarles cómo fue que nos conocimos Lupita, Karla y yo (Vickie). Recuerdo que en el año 2006 me invitó un amigo poeta a ...

jueves, 19 de mayo de 2011

Fué en un café



Fue En Un Cafe

Cuando yo recuerdo que una vez la abandoné,
yo me pongo a llorar y no sé qué hacer para olvidar.
Oh, yo no sé qué voy a hacer,
su ausencia me mata y yo no puedo volver.

Fue en un café, donde yo la dejé,
fue en un café, donde la abandoné
fue en un café, donde la ví llorar
fue en un café y no quise escuchar
fue en un cafe, é-e-e

Cuando yo recuerdo que una vez me engañó,
el dolor me hace ver que al dejarla yo tuve razón.
Oh, yo no sé qué voy a hacer,
su ausencia me mata y yo no puedo volver.

Fue en un café, donde yo la dejé,
fue en un café, donde la abandoné
fue en un café, donde la ví llorar
fue en un café y no quise escuchar
fue en un café, e-e-e.

[Interludio]

Oh, yo no sé qué voy a hacer, su
ausencia me mata y yo no puedo volver.

Fue en un café, donde yo la dejé,
fue en un café, donde la abandoné
fue en un café, donde la ví llorar
fue en un café y no quise escuchar
fue en un café, e-e-e.
Letras: Fue En Un Cafe Los Apson

Fue en un café... así inicia esta canción, pero ¿cuantas más habrá que mencionan al café en sus letras?. Sin duda que el café ha sido inspiración para tantos músicos, compositores, arreglistas, trovadores y poetas, porque ha sido bajo esta bebida donde se dan tantas circusntancias de la vida.
¨Te invito un café¨ suele decirse uno con los amigos. ¨Porqué no me invitas un café y platicamos?¨al ser amado cuando se trata de hablar algo serio. ¨Creo que necesito un café¨, cuando estamos agotados de un día de trabajo o ¨Tomaré un café para despertarme bien¨, al inicio de un día más.
En esta ocasión recordaremos algunas canciones que hacen alusión a esa bebida tan rica... ¨Ojalá que llueva café¨, ¨Ay mama Inés todos los negros tomamos café¨, ¨Se enfría tu café por favor no llores más¨ y tantas mas que ahorita no nos llegan a la memoria, pero ¿ Porqué no nos comparten alguna canción que tenga en sus letras al café?

Los queremos mucho amigos y amigas.

Vickie, Lupita y Karla
CAFE LITERARIO 2010

jueves, 5 de mayo de 2011

Poema del hijo (Gabriela Mistral)


POEMA DEL HIJO

A Alfonsina Storni

I

¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo
y mío, allá en los días del éxtasis ardiente,
en los que hasta mis huesos temblaron de tu arrullo
y un ancho resplandor creció sobre mi frente.

Decía: "¡un hijo!", como el árbol conmovido
de primavera alarga sus yemas hacia el cielo.
¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos,
la frente de estupor y los labios de anhelo!

Sus brazos en guirnalda a mi cuello trenzados;
el río de mi vida bajando a él, fecundo,
y mis entrañas como perfume derramado
ungiendo con su marcha las colinas del mundo.

Al cruzar una madre grávida, la miramos
con los labios convulsos y los ojos de ruego,
cuando en las multitudes con nuestro amor pasamos.
¡Y un niño de ojos dulces nos dejó como ciegos!

En las noches, insomne de dicha y de visiones,
la lujuria de fuego no descendió a mi lecho.
Para el que nacería vestido de canciones
yo extendía mi brazo, yo ahuecaba mi pecho...

El sol no parecíame, para bañarlo, intenso;
mirándome, yo odiaba, por toscas, mis rodillas;
mi corazón, confuso, temblaba al don inmenso;
¡y un llanto de humildad regaba mis mejillas!

Y no temí a la muerte, disgregadora impura;
los ojos de él libraran los tuyos de la nada,
y a la mañana espléndida o a la luz insegura
yo hubiera caminado bajo de esa mirada...

II

Ahora tengo treinta años, y en mis sienes jaspea
la ceniza precoz de la muerte. En mis días,
como la lluvia eterna de los Polos, gotea
la amargura con lágrima lenta, salobre y fría.

Mientras arde la llama del pino, sosegada,
mirando a mis entrañas pienso qué hubiera sido
un hijo mío, infante con mi boca cansada,
mi amargo corazón y mi voz de vencido.

Y con tu corazón, el fruto de veneno,
y tus labios que hubieran otra vez renegado.
Cuarenta lunas él no durmiera en mi seno,
que sólo por ser tuyo me hubiese abandonado.

Y en qué huertas en flor, junto a qué aguas corrientes
lavara, en primavera, su sangre de mi pena,
si fui triste en las landas y en las tierras clementes,
y en toda tarde mística hablaría en sus venas.

Y el horror de que un día con la boca quemante
de rencor, me dijera lo que dije a mi padre:
"¿Por qué ha sido fecunda tu carne sollozante
y se henchieron de néctar los pechos de mi madre?".

Siento el amargo goce de que duermas abajo
en tu lecho de tierra, y un hijo no meciera
mi mano, por dormir yo también sin trabajos
y sin remordimientos, bajo una zarza fiera.

Porque yo no cerrara los párpados, y loca
escuchase a través de la muerte, y me hincara,
deshechas las rodillas, retorcida la boca,
si lo viera pasar con mi fiebre en su cara.

Y la tregua de Dios a mí no descendiera:
en la carne inocente me hirieran los malvados,
y por la eternidad mis venas exprimieran
sobre mis hijos de ojos y de frente extasiados.

¡Bendito pecho mío en que a mis gentes hundo
y bendito mi vientre en que mi raza muere!
La cara de mi madre ya no irá por el mundo
ni su voz sobre el viento, trocada en miserere!

La selva hecha cenizas retoñará cien veces
y caerá cien veces, bajo el hacha, madura.
Caeré para no alzarme en el mes de las mieses;
conmigo entran los míos a la noche que dura.

Y como si pagara la deuda de una raza,
taladran los dolores mi pecho cual colmena.
Vivo una vida entera en cada hora que pasa;
como el río hacia el mar, van amargas mis venas.

Mis pobres muertos miran el sol y los ponientes,
con un ansia tremenda, porque ya en mí se ciegan.
Se me cansan los labios de las preces fervientes
que antes que yo enmudezca por mi canción entregan.

No sembré por mi troje, no enseñé para hacerme
un brazo con amor para la hora postrera,
cuando mi cuello roto no pueda sostenerme
y mi mano tantee la sábana ligera.

Apacenté los hijos ajenos, colmé el troje
con los trigos divinos, y sólo de Ti espero
¡Padre Nuestro que estás en los cielos! Recoge
mi cabeza mendiga, si en esta noche muero!

GABRIELA MISTRAL

Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, conocida por su seudónimo Gabriela Mistral (Vicuña 7 Abril de 1889- Nueva York 10 Enero de 1957), fue una destacada poetisa chilena, primera mujer latinoamericana en tener el Premio Nobel de Literatura (1945).

Se destacan entre sus obras: “Sonetos a la muerte” (1914), “Desolación” (1922), “Lecturas para mujeres” (1923), “Ternura” (1924), “Nubes blancas y Breve descripción de Chile” (1934). Dedicado a su madre, que había fallecido en 1929, escribió “Tala”, en 1938. Le siguen “Antología” (1941), “Lagar”, obra que escribe en 1954, inspirada en muchos poemas por los horrores de Segunda Guerra Mundial, Gabriela Mistral“Recados contando a Chile” (1957), y “Poema de Chile” (1967), editado luego de su muerte.

El 12 de diciembre de 1914, recibió el Primer Premio en el Concurso Nacional de Literatura “Juegos Florales” en Santiago, por “Sonetos de la Muerte”, que tratan del suicidio de Rogelio Ureta, de quien estaba profundamente enamorada. Fue en este concurso donde comenzó a utilizar el seudónimo de Gabriela Mistral, en homenaje a los poetas Gabriele D’Annunzio y Frédéric Mistral.

El 10 de diciembre de 1945 se convirtió en la primera latinoamericana en recibir el Primer Premio Nobel de Literatura, de manos del Rey Gustavo V, de Suecia.

El Doctorado Honoris Causa del Mills Collage of Oakland, California, le fue concedido en 1947, y en 1951, recibió el Premio Nacional de Literatura.

El cáncer puso fin a su vida, el 10 de enero de 1957, en Nueva York.

Fuente: http://www.poemas-del-alma.com/blog/biografias/biografia-de-gabriela-mistral

Para leer mas de esta poetisa:

http://www.gabrielamistral.uchile.cl/poesiaframe.html

CAFE LITERARIO LES DESEA ESTE PROXIMO 10 DE MAYO, FELIZ DIA DE LAS MADRES A TODAS NUESTRAS POETISAS QUE HAN TENIDO EL DON DE LA MATERNIDAD FISICA Y A LAS QUE LO SON ESPIRITUALMENTE, PORQUE EL DON DE LA MATERNIDAD SE AMPLIFICA AL VER EL ROSTRO DE UN NIÑO O NIÑA QUE AL SONREIR NOS ESTREMECE PROFUNDAMENTE EL CORAZON.
DIOS LAS BENDIGA.

VICKIE, LUPITA Y KARLA
CAFE LITERARIO 2010